Es como el calor de la brisa de poniente,
el suave atardecer orlado de magentas,
con que acaricias la mirada que tu mentas
y tenue te roza en el silencio caliente
de las sombras de acacias que fresca detentas,
y encubren en la penumbra el amor de tu alma,
oscuridad que dulce y delicada empalma
los cabos de las suspiros ralos que avientas
a mi aliento que agitado espera los besos,
que traen la magia trepida del encuentro
en las termas cautivas de alisios y céfiros,
de sentimientos ciertos en el edén presos,
y entre rejas etéreas amparan dentro
ido sin sentido que trae los suspiros.
30/06/2010
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