martes, 25 de noviembre de 2014

Sujetas por su peso



Muros de piedras sujetas por su peso
terminan en cúpula su mirada
por los campos de la meseta libre de vallas
hospitalaria la cepa de la linde vecina del barbecho
donde crece el ciprés derecho.

Si caminas sus caminos polvo encuentras
en el albedrio de los vientos
dueños por trecho encontrado en su derecho 
de milenios sin sentir más peso que sus ráfagas sin concierto
azotando las aspas de los pelados  cerros.

Tan Impertérrito el paisaje
como su paisanaje
deja pasar el tiempo hasta su puntual regreso
reinventando la leyenda  que lo hizo universo
en su manifiesto de de cal y añil.

Combaten, los colores secos y los aromas intensos,
el aburrimiento de los momentos
y la dureza de sus  elementos
cruzando centellas de adviento dando libertad a  los textos
de aquellos que gozaron sus exuberancias.

Cantan  el arte de las manos toscas,
creador de las cosas sencillas,
artesanía  de “poca monta” domeñando  la adversidad de su lugar
industria de lo bien hecho hermosura:
Triscando hilos, aviando la olla con hebras de mucha enjundia.

23/11/2014