Es qué nada más que veo yo
las malditas desbarras
de las malas babas.
Es qué nadie sabe mirar y
entender que la maldad es alta
escondiéndose en las buenas maneras.
Antes los llamaban víboras.
Ya los griegos inventaron las harpías
femeninas y masculinas.
Lloran como hienas y todos las consuelan.
Pobres sanguijuelas,
aún pregonan de amistad su maldita zafiedad.
Es qué nadie es capaz de ver
que alimentan la egolatría mísera
animando a esas malas vísceras.
¡Ay qué mísera vida!
De posesiones infinita
malcaradas son las citas.
Enciérrate en la cueva de las brisas
muere sin ver las cornisas,
en la oscuridad todo tiene mejor guisa.
22/05/2012