Hace tanto que no escribo un soneto
que esta tarde se me encendió una luz
buscando encontrar sentido al trasluz
del camino que ocupa el pensar neto.
Suben mis pies cadentes al Aneto
cavilando desiertos del abismo
tapados por cenizas de mi mismo,
caricias del corazón tras el peto.
Tu sonrisa y tus besos quedan lejos
y los sueños de tu cuerpo tan cerca.
Encontrar la tangente es el pretexto
donde yo me encuentro con los anejos.
Son las calas que rodean la alberca
del blanco que se resume en los textos.
10/04/2012