Muros de piedras sujetas por su peso
terminan en cúpula su mirada
por los campos de la meseta libre de
vallas
hospitalaria la cepa de la linde
vecina del barbecho
donde crece el ciprés derecho.
Si caminas sus caminos polvo
encuentras
en el albedrio de los vientos
dueños por trecho encontrado en su
derecho
de milenios sin sentir más peso que
sus ráfagas sin concierto
azotando las aspas de los pelados cerros.
Tan Impertérrito el paisaje
como su paisanaje
deja pasar el tiempo hasta su puntual
regreso
reinventando la leyenda que lo hizo universo
en su manifiesto de de cal y añil.
Combaten, los colores
secos y los aromas intensos,
el aburrimiento de los
momentos
y la dureza de
sus elementos
cruzando centellas de
adviento dando libertad a los textos
de aquellos que
gozaron sus exuberancias.
Cantan el arte de las manos toscas,
creador de las cosas sencillas,
artesanía de “poca monta” domeñando la adversidad de su lugar
industria de lo bien
hecho hermosura:
Triscando hilos, aviando
la olla con hebras de mucha enjundia.
23/11/2014
Les/las aconsejo, por su salud, no entrar más en (este) mi blog así no pasaran un mal rato leyendo cosas tan mal escritas.
Miguel Ángel S. L. (Ángel Saguar)