miércoles, 18 de febrero de 2015

Cuatro estrofas



Hoy  me gustaría decirte lo que te dije ayer
cogidos  de la mano por aquel vergel
donde el ruido era melodía sin adorno
dictando al tiempo el temple del arrecife
regado por las sales rebañadas a los corales.


Quise morir joven y mis ojos se ciernen
bajo las arrugas de las sienes;
entradas blancas
de emociones cercadas
remando la barca por las cañas quemadas.


Añagazas de largas noches,
mañanas de sueño
esperando el  amanecer destemplado,
sabanas calientes y corazón frío
guardando en el cerebro los deseos.


Por más vueltas
—diecisiete son las cifras—
Golpes en la tina timando a la vida.
Golpes sin voz en la imagen del cielo:
Brotan los brotes en las ramas fecundas.
—¿Florecidos los almendros?—
Árboles de Judá  con sus ardides.
Roces arañando en la tierra
hazañas de verde querella en el mar azul de tus esferas
goteando el misterio de las estrellas.

17/02/2015