Estaba la luna
—Siempre tiene que estar la luna—
con sus rayos presente.
Cálido aroma que la brisa
doma,
primavera por las lomas
—La primavera que no falte—
eran florecillas sus
esporas
y las espigas doradas
salpicadas de amapolas
—Qué seria sin las amapolas—
vaporoso rojo encendido
y la sinfonía de un
grillo.
—Te amo y no lo digo—
Se hace el día y no he
dormido:
aromas de campo
enfebrecido,
—el cuerpo dolorido—
alma derrotada por
suspiros.
12/03/2015