Escribes cada día,
tus versos vas
estudiando
cambias palabras,
los alargas,
los acortas…
Buscas la melodía
cambiando el ritmo,
los rimas,
los desrimas;
en un punto –que no
termina- acabas,
dejas para mañana,
sin saber qué mañana
será,
mientras sigues
escribiendo
por miedo a dejar de
saber hacerlo
y, por miedo a que se
vaya, no terminas de escribir aquello
mas no dejas de pensar
en ello.
26/10/2014