sábado, 27 de marzo de 2010

Zéfiro canela





… Más alto puedo gritarlo,
más claro sólo el cristal de tus aguas
pueden mostrarlo… TE AMO.


Mágicas sensaciones, alfileres de las esencias
irisarán con tus tersos ópalos siderales,
realzando, con penetrante sentir de candiles,
grana tiñen el azulino que ciñe las caricias.

Triunfo cedido en los besos, cálido maná, que escancias
en mis bordes prestos a sentir roces celestiales
de labios trémulos en las pasiones cardinales,
cantar tardo, reposado, derrama íntimas estancias.

Alianza en el refulgir del cuásar, deseo de dicha
deleite regalado, solicito llego el albor,
celando la oscura y triste noche, licuando la escacha.

Mudo ejido venusiano torno estrépito clamor,
los tácitos sentires mecidos de timidez,
huracán que asonó, el infinito carrusel de amor.

Licuan las almas

Báñate en el sol del noreste de mi mirar
y siente la caricia de la espuma de mi alma
que, en las olas de mi mar, aguarda tus caricias,
al son siseante del canto de caracolas,

en la umbría de los cantizales que cobijan
los sentires, que mueven los cabos lujuriosos,
que acompañan al pensarnos en la desnudez
de las pieles que, sólo vestidas por el alma,

nos llevan de la mano intangible del deseo,
que recorre los tersos pliegos del cavilar,
astral de los espejos reflectantes, del alma
que arropada en tus esencias exuda el amar.


Y rompen los embates en el acantilado,
Y se ayuntan los cuerpos, y se licuan las almas.

Una lágrima




Una lágrima,
perla,
en tu pupila.

Una lágrima,
sacia,
la sed mía.

Una lágrima,
alegría,
corre tu mejilla.

Una lágrima,
redimida,
en mis labios.

Una lágrima,
sonrisa,
que me mira.

Una lágrima,
aljófares brujos,
vida mía…
una lagrima… de alegría.