lunes, 16 de abril de 2012

Mirar... morir...

Mirar sentado en la comodidad
como elevan los humos de la chimeneas
por encima de los tejados
los aromas de las leñas y los picones

Morir lentamente mirando en el pasado
lo que sólo en la imaginación queda
adherido con la inmune soldadura
de los recuerdos que no serán olvido.

Mirar como se abre el futuro y
cierras las páginas antes de ser escritas
ofreciendo la solución que libera
las ataduras de los que te rodean.

Morir la mirada fija en la visión
de la ilusión que dilato su llegada
señalando una sola ruta… la huida
hacia el horizonte negro que no guía.

Mirar como morir sin la sensación
de la cobardía del que no supo hallar
otro camino en el continuo escape
de las ligazones que marcan la cuna.

Mirar que ahí donde no veis quedaran
las altas palabras que quisieron ser
y quedaron en vanas pretensiones
de una micra entre los granos de arena.

Mirar… aquello que no veis
Ver… aquello que no miráis
Morir… aquello que viviréis
Vivir… aquello por lo que moriréis

Mirar… (que no veis…) que morir,
al fin, es nacer en una nueva vida
temida por desconocida
entre los que ignoran que es la vida.

¿Quién tiene las gafas de la vida
con las que mirar sin aprensión
la carne que nutre a los gusanos,
basureros diplomados de la muerte?

15/04/2012