sábado, 25 de febrero de 2017

Añejas rosas


Y escuchábamos el correr del agua
sentados en la hierba de la ribera.

Acompañaba el susurro del viento 
hablándole a los chopos de leyendas 
de amor imposible en aquellas tierras.

Las manos se apretaban palpitantes.
Las memorias guardando los instantes.

Y…

los labios silenciosos se entregaban 
las palabras halladas en el alma
tan hermosas cual las añejas rosas.


Miguel Ángel S. L.
febrero 2017