Se agota la existencia
casi sin resistencia
la calima en los rostros
como la niebla sostenida
contamina y estira
la piel es contraída
irreconocibles defectos
van asomando los aspectos
más perversos de los efectos
y los huesos se chamuscan
sobre las cenizas de la carne
un soplo de aire que abona el desaire
del espíritu que se expande
dejando su gris huella en los musgos
de las umbrías más enternecidas...
17/02/2011
jueves, 17 de febrero de 2011
Sonidos lentos
Sonidos lentos
suceden las teclas del piano
y en la languidez del olvido
vuelven tus ojos a posarse en mí,
es la canción del olvido
que con las notas va cantando
la mano sutil del pianista
que llora con las legañas de la noche
en la que le embargo la ausencia
de los pechos que acariciaron sus noches
y el sentir de sus ojos baja por las mejillas
al son de los acordes sutiles de la emoción
del marfil en que se reflejan
los sentires de aquellos ojos que se fueron
y siguen en cada mirar de las entrañas.
17/02/2011
suceden las teclas del piano
y en la languidez del olvido
vuelven tus ojos a posarse en mí,
es la canción del olvido
que con las notas va cantando
la mano sutil del pianista
que llora con las legañas de la noche
en la que le embargo la ausencia
de los pechos que acariciaron sus noches
y el sentir de sus ojos baja por las mejillas
al son de los acordes sutiles de la emoción
del marfil en que se reflejan
los sentires de aquellos ojos que se fueron
y siguen en cada mirar de las entrañas.
17/02/2011
Soneto sutil para ti...
Fui condenado en la primera instancia
por esos ojos de miel fulgurantes,
que encadenan mis ojos divergentes,
con los que me atisba desde su estancia,
mirando con los brillos refulgentes,
roces del corazón en la distancia
del amar que me entrega con prestancia
la esencia de los vivir inherentes.
Sentados en el poyo de la entrada
esperamos el venir la ganancia
que sutil va ascendiendo por la grada
con los sonidos secos de bocina
que aparecen por la roca salada
que sale en las olas de la mar rancia.
16/02/2011
por esos ojos de miel fulgurantes,
que encadenan mis ojos divergentes,
con los que me atisba desde su estancia,
mirando con los brillos refulgentes,
roces del corazón en la distancia
del amar que me entrega con prestancia
la esencia de los vivir inherentes.
Sentados en el poyo de la entrada
esperamos el venir la ganancia
que sutil va ascendiendo por la grada
con los sonidos secos de bocina
que aparecen por la roca salada
que sale en las olas de la mar rancia.
16/02/2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)