Tantos son los días lánguidos que, escondidos,
están por los vericuetos del existir,
donde se funden vanos en el resistir
del mañana esperanzado de los sentidos.
Mirar al fin del espacio es el consistir
del transito de inéditos y pretendidos
deseos que jalonan los sueños perdidos
por las neuronas sin dejar de persistir
en aguardar el llegar del instante cierto,
donde se diluya en sonrisa el osco gesto,
borrando en lo perpetuo el pensamiento yerto.
Pero en tanto reposar, ardor indigesto,
con paciente leer el corazón abierto,
que reconforta el sentir, y te trae presto.
5/07/2010
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