lunes, 30 de marzo de 2015

Aprendiendo a dejar de ser.



Recubiertas de silencio
las emociones no buscan flores,
se olvidan de la luna
y se aprenden poco a poco las entrañas.

Guardando cada palabra
encuentran  la exacta sinergia de las conjunciones
irradiando cada tiempo
con el reflejo introspectivo de una nebulosa.

Los pensamientos sólo dejan la sensación  
de haberlos tenido,
de ser olvidos obligados por el corazón
palpitando más pausado cada paso de un orto.

Y los sentimientos,
arrinconados como los trastos viejos del garaje,
se cubren de polvo y telarañas
ignorados en lo más recóndito del alma.

Se consume el tiempo
vegetando la mente en lo irrelevante,
buscando palabras sin sentido,
que cruzan las filas con las columnas de un crucigrama.

30/03/2015