El mundo encerrado
tras los muros,
rincones de
sensaciones
aventureras del mirar
infinito
sin saber que fuera el
universo giraba
en el sinfín del desconocimiento
por conocer.
Fuera
la sombra de los pinos
rodeando la arcada de
medio punto
y los vientos de la
explanada
empujando al puente
todas sus ganas.
Vuelta a empezar
el silencio desbravado
por los niños
los aplausos sin
sentido,
al final el grito por
un proscrito
y la sangre haciendo
vereda al suplicio.
Calle arriba buen
sentido.
Calle abajo el arroyo
vivo.
Ahora las esquivo,
por la lejanía del río
las rodeo,
me siento y no pienso.
Recuerdo los geranios
en las ventanas
y al fondo la gran
parra.
A está mano el banco
donde me sentaba.
A contramano se me
aparece su figura
y a mi lado, la
caricia de tu mano.
Y sin embargo
aquellos muros me
hicieron tan libre
como la caricia de tu
alma
cincelando la verdad
del amor
en mi corazón.
Miguel Ángel S. L.
(Ángel Saguar)
02/08/2015