domingo, 24 de septiembre de 2017

Trece sonetos VIII

VIII


Y ya sentados los pies en la tierra
pensando siempre en ella y te recuerdas
del tiempo que colgabais de las cuerdas
contra las que estas mirando a la sierra.

Corrían los gamos por las veredas
rompiendo monotonía que aterra
los silencios pesaban en la piedra
donde sentados soñábamos sedas.

Hoy me senté a oír los arroyuelos,
brotaban aguas igual de felices
bajando los torrentes sin desvelos.

Donde las luces del cielo matices
las caricias de los tiempos por ellos,
huellas del sin remedio  sin perdices

MASL

lunes, 11 de septiembre de 2017

Trece sonetos VII

VII

La verdad caminaba a su costado
refunfuñando toda su razón,
la que nunca se escucha el corazón,
creyendo ser el más perfecto estado

pero siempre hay algo más avanzado
que quita al más pintado su razón 
y es contrapunto con su sinrazón
para llegar al final tropezando,

salto de piedra en piedra desangrando
las heridas pintadas de locura
al caer en las redes de la luna.

Y al final del horizonte las puas
de las rosas del desierto te pinchan
mientras se ríen por no tener cura.

MASL

martes, 5 de septiembre de 2017

Trece sonetos VI

VI

Revelando las fotografías de aquel día
apareció detrás de la imagen una nota,
parecía mancha pero estaba muy remota
para saber si era original del mediodía. 

Mi, me, la, contigo se hizo el tiempo melodía
contando los segundos coronaba la cota
la estela de tus pasos y allí una estrella rota
nos pinchó con sus puntas relatando salmodias.

Corazón maltrecho, la rima espesa de un verso
pesando en la balanza de tu pecho las letras, 
las mañanas se alargan con el lento proceso

para encajar cada arruga en el párrafo excelso,
las notas a pie de página invisibles rectas
quisiera fuesen curvas donde esconder tu beso.

MASL

sábado, 2 de septiembre de 2017

Trece sonetos V

V

Destelló en el cabo, la luz del faro 
en la costa que guardaba la playa
dorada para acoger tus pies de hada
y las huellas que las olas robaban

para las sirenas que las mecían 
con el soplo de su aliento salino,
desaliñando tus bellos cabellos,
tu cara besaba y mis labios tu alma.

Castillos de arena hacían los niños,
por ellos paseabas de mi mano
el amor que en tu mirada brillaba.

Y al crepúsculo subia la marea 
y la espuma nos llevaba a las dunas
y nos arropaba en su arena fina.

MASL