Encajar en el puzzle
los sentidos de los sentires
es tan difícil
como encontrar un hada
en los albores de las musarañas
con varita de magia divina.
Muévense los astros
en las casas de las constelaciones
hermanando planetas dispares
de los dioses estelares
tejedores de celestes entramados
donde algunos están llamados
a enredarse y morir ahogados
en el silencio de su sangre.
Y los ríos corriente abajo
van inundando de cantos
los atardeceres donde se pierde
la noción de los deberes y
se sacrifican las miradas a la luna
por tener una caricia
en el alma siempre anclada.
Y las montañas
verdes gritan y se alzan
entre sus peñas esconden
todas las recetas y
nos alimentan de setas
regocijares del apetito venenoso
fermentado en la hiel del reboso
del tiempo acaparado por lo rijoso.
Y la mar y cada una de sus dunas
finas alfombras en la que morir de una
rozando con los dedos
la entrada del paraíso de tus visos
donde vivir sin remisos.
28/05/2012