Única salió la mañana con su calor
y el sol se encamo en la única encina
que en su sombra únicamente podía cobijar
lo único que merecía la pena en su vivir:
"El calor de los pasos perdidos
por los rastros siderales del sentir
que recorrían la memoria al leer
en los libros amarillentos de su morral
y en el polvo de sus sandalias
desgastadas de tanto buscar lo que allí,
bajo la encina, estaba esperando:
El llorar del corazón de los Ángeles del Cielo"
10/07/2009
Ay que bonito...!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarNo se me ocurre que más decirte..., sólo que, por favor, no dejes de escribir.
Gracias por compartir tanta belleza.