martes, 7 de octubre de 2014

“Malditos poetas”



Había aún álamos blancos,
se paseaba por largas alamedas
cortejando el susurro mecido de sus ramas,
galantes los caballeros,
emperifolladas las damas.
Mucha cortesía tapando la hipocresía,
los poetas cantaban a la sombra de la alameda
y en otoño al murmullo seco de las hojas caídas.
En invierno, los poetas, eufóricos declamaban sus versos
reclamados tras la merienda de alto grado.

Había por aquellos tiempos otros poetas
que no paseaban alamedas
y escribían en papeletas a los demonios
que hacían amarga la existencia.
No declamaban sus versos porque nadie les pedía que lo hicieran.
Nadie quería escuchar las negras palabras
que escupían sus dedos ateridos por el frío
y sus entrañas crujían –se encogían de hambre—
maldiciendo, la verdad de cada día,
la miseria del arrabal en donde vivían.

“Malditos poetas” que se olvidaron de la lirica
y cantaron la verdad sin rimas.
¿Qué se habrán creído?
La poesía es alta canonjía de la progresía
amparada en el alto standing 
protegiendo las letras con las reglas establecidas.
 “Malditos poetas”, aquellos de las letras perdidas,
que no sabían más que llorar las verdades de la vida.
Leamos las hermosas alegorías a los álamos,
en los arrabales sólo se muere de miseria cada día. 

06/10/2014