Es clara la luz que me ciega
blanca e impermeable,
cortina sin trasluz desierta de contraluz,
penumbra llena de letras
barbotando libres por la boca y se desbocan…
No quedan pájaros en la glorieta, y
las esquinas cortan con sus afiladas esquinas
la espalda que en ellas se apoya.
¿Qué vale lo que nada vale?
Todo tiene precio hasta el desprecio.
23/06/2014