Lo difícil es encontrar
la primera palabra,
después esta arrastra a
las demás.
Llevo años,
decir toda la existencia
sería una sandez,
buscando esa primera palabra.
Es posible que haya
pasado por mis ojos,
incluso que la
pronunciaran mis labios,
pero no dejo poso alguno
ni llamo la atención de
mis sentidos.
La primera palabra
Quizás fuera tu nombre
y no lo supe seguir.
Tu nombre es hermoso
porque tú lo llenas de
vida viva.
No escribo más que
tonterías.
La vida, no está viva ni
muerta,
sólo es vida.
Lo primero que me
pregunto
es si estará bien comenzar
con tu nombre,
es posible que del primer
momento de alegría
consideres no soy quien
para tomar tu nombre
para algo que nunca se
sabe como terminara.
No tengo intención de
hacer un drama,
tampoco una comedia,
iré de lo uno a lo otro
pasando por el sarcasmo.
Ahora debo pensar el
argumento,
la trama y el desenlace.
Mentalmente la pereza es
dueña de mi cabeza.
Otra sandez.
Tendré que parar, no
quería escribir sandeces.
A la velocidad del sonido
volaba
el paisaje en la
ventanilla.
Mi ser estaba quiero
apenas respiraba,
mi mente pasaba imágenes
a la velocidad de la luz.
Todo iba rápido,
demasiado rápido
y yo necesitaba sosiego.
El que me dieron tus
manos.
El sonido y la luz.
El sonido era ruido.
La luz la que emanaba de
tu ser.
El ruido tapó tu murmullo
y la luz me envolvió con
su brillo.
Y te fuiste con mis
pensamientos.
El ruido siguió en el
mismo sitio.
La luz me pinto de
fantasía.
El silencio se hizo mutua
compañía.
A veces se iba y el ruido
volvía a ser
la muralla que nos protegía.
Suma y no restes,
multiplica y no dividas
el agua de la fuente
salpica en el estanque
sensaciones.
Cógelas y bebe de ellas.
Mójate las manos
y ámame con tus labios.
La velocidad, el sonido y la luz
Sentí la velocidad de mi
corazón
en el sosiego de tus
palabras.
Crujen las ramas en el
bosque.
Chasquean las llamas de
la hoguera
de un color a otro.
Tu nombre es sencillo de
pronunciar
y en mis ojos lo verán
quienes quieran mirar.
Sentí el sonido del ruido
y el ruido del silencio
siempre presente
desde que el espacio y el
tiempo ocupan
tus resplandores.
Empecé por tu nombre
y aún no te nombré.
¿En qué momento lo haré?
Quedaría bien ahora
la frase del dramaturgo
inglés.
Pero de qué sirven las
frases de otro en mi contexto
sino para que se sepa que
lo conozco
y demostrar que el hombre
usa las palabras de otros hombres
para no decir las que
germina su corazón.
Epilogo
Me salto la trama
y pongo lo que va detrás
del final
según las normas que no
seguiré.
Empecé por tu nombre
y no aparece en ningún
renglón
porque yo sé cual es
y tú sabes quién eres.
En el calor
Hacía frío en la calle
y tu seguías allí
mientras, por no decir,
escribía.
Una estampa.
Unas manos.
Remoloneamos.
Salimos.
Y volvió el silencio a
ocupar la primavera.
Comí poco y fumé mucho,
bebí y escribí
servilletas y libretas.
Lo que más hice fue
aguardar.
Y llego el calor
y la velocidad de una
ventanilla.
Una llamada.
No. Un mensaje, no había
cobertura.
Sois lejana sensación
hadas del amor.
Chiribitas de una varita,
estrella bonita.
Por las sendas estelares
las nubes
tapando las rutinas
solares.
Se cantan coplas unas a
otras.
Al paso de los agujeros
negros,
elegías por sus vidas
aburridas
de hechizar sin ser ellas
hechizadas.
Aquel cielo sin hadas.
Olvidado el tiempo
se hizo corto el espacio.
Amor con el fervor de la
inocencia.
No sé explicar mas si
decirte sin palabras.
Aquel cielo no tenia
hadas.
Estaba mudo.
Todas sus moléculas
gritaban
en el silencio trémulo y
sudoroso
de los aromas de la tierra.
Las venturas de las rimas
escritas con esencia de
tu piel
y gemidos de mí ser.
Huimos de las miradas
caminando entre las
flores,
sin mirarnos nos vimos en
el agua de la fuente,
otra vez el silencio,
quise gritar
y tú pedias que callase.
Me acostumbre a ti.
Y lo malo es
acostumbrarse.
No se echa de menos el
deseo
se añora la voz, la mirada, el alma.
Tanto me falta tu alma,
que su silencio me mata.
No debí empezar por tu
nombre.
Tu alma debió ser el
inicio
de este conjunto disjunto
de inconexiones de locura
sensata.
Perdida la esperanza.
Pero tu nombre apareció
un día
y se quedo todas las
vidas.
De tu libertad a la mía
frágiles cadenas que ahí
están
aunque digamos no verlas.
Los poemas nacen…
Aislado de la globalidad
—intentándolo al menos—
miro sobre los tejados
un horizonte de peñas y
el cauce del río
zigzagueando sin agua las dehesas
intentando vestir de
verde sus tierras.
Alguna bruma por la
mañana
y tardes de luz apagada
aislado del mundo,
transitando
de las páginas de
Cervantes a las de Borges.
Un aventurero que quiso
ser intelectual;
un intelectual que fue aventurero en sus
palabras.
El uno con sus
desventuras
el otro con lo que veía.
Los poemas nacen… Se lo preguntaré
a la poesía cuando la
encuentre.
Tu nombre
—que no te gusta—
es hermoso y no lo es,
te nombra y no te honra
mas es nombre de persona noble
cual el roble
aguantando el viento duro
del invierno,
lamiendo el humo de hogar,
soñando con la primavera
en la que volver a luminar la senda
del manantial de la sierra.
Tu nombre
-que no te gusta-
Melodía y rima… de vida.
La noche esta oscura y llueve,
lluvia fina, inclinada,
sin molestar todo empapa.
La que parece no tener
prisa
por irse y nos deja esos días
de gris
luminoso y horizonte
difuso.
Como no hace frío,
hora es de que lo
hiciera,
cojo el paraguas y camino
los adoquines de las
calles poco iluminadas
vacías pero no
solitarias,
sus fantasmas hablan con
los míos.
Al final de la calle la
oscuridad me detiene
y vuelvo contando miradas
tras de las ventanas.
Vacías pero no solitarias
con tantos ojos como
ventanas.
¿Qué sería de los humanos
sin mirar
tras de una ventana?
Palabras cultas
coleccionadas en fichas,
personajes repitiendo la
misma secuencia
y llego la máquina de
escribir
con sus mayúsculas sin
tilde.
Y un filósofo de la pasta
invento la sopa de letras
para buscar palabras en
una cuchara
y comérselas a sorbos
en vez de buscarlas en el
cerebro.
Comer palabras para pensar con el estomago
mantiene la mente limpia
de pensamientos
y la cabeza libre de
dolores.
En la primera ficha
empieza todo,
un número, una palabra, una
frase … quizás un titulo
la primera ficha
rutilante, encima de las demás
señalando el camino hacia
el final,
aunque no creo en los
finales,
los puntos suspensivos
son lo ideal
toda historia puede tener
destino infinito.
La luz de la noche. La oscuridad del día.
Al llegar la noche
se enciende la luz
artificial,
muralla de protección que
a los ciegos da igual.
Los que vemos necesitamos
protegernos
con la luz que nos
permita ver
para poder sentir.
Los que vemos somos incapaces
de sentir en la
oscuridad.
Página tras página
resumió su vida:
una estocada aquí,
una dama allá,
el estomago vacío,
la mente caliente…
desbordado por la pluma
dejo libre su ser de
decir o no decir
y dijo lo que dijo…
y se rebatió sin desmán
cual gañan.
Libro tras libro de la estantería
se hizo su hijo.
A todos quiso hacer
homenaje
mas no era más que un
hombre gris
sentado tras un
escritorio gris
soñando flores de Paris.
Y termino haciendo flores
en papel
perfumadas de melancolía.
A cada uno le queda lo
que tuvo
y los sueños sin futuro. 235
Miguel Ángel S. L. (Ángel Saguar)
11/01/2016