viernes, 30 de marzo de 2012

Romance que no fue

Enrejadas tienen todas las ventanas
de madera maciza son las puertas,
entre visillos corridos vigila la calle
de bolos sacados del río,
no espera nada más que la rutina
de cada día, de pasos contados,
de sonidos familiares al oído.
Costura en la que entretenerse,
telenovela con la que soñar,
en la cocina hacen delicias
en el salón las miradas mustias:
Viejas costumbres en los nuevos tiempos
que corren aletargados y lentos
por el encierro voluntario de los años.
Acuérdate que hoy es como ayer,
mañana correré a encontrarte otra vez
y si las rejas nos dejan
un beso escanciare entre tus cejas
aguardando tu cuerpo desnudo entre mis verjas.
Sigue soñando aquel día que no fue
por asuntos de la honra traspasada de hora.
Es la vida el sueño que en la almohada mora
Insomne su ser todas las noches le devora
¿Cuándo llegará la hora del estar juntos?
En el puerto la sirena del barco que zarpa
en el muelle nadie escampa las lágrimas
que caen como zarpas por la sonrisa forzada.
Hubo un tiempo en que todas las tardes
allí, en ese muelle sin fin, tímida y altanera
esperaba el correo, que remitía quien la amaba,
la mujer de negro que por motivos de la estirpe
antepuso la razón a los dictados de su corazón
que cada día palpitaba renegando de la decisión
en la que se encerró virginal para su amor.

30/03/2012