IX
La luna que arriba miraba estrellas
no dijo nada, siempre estuvo muda,
seguimos preguntándole la duda
y pavoneándose entre las bellas,
nos ignora y nos deja sin centellas
que iluminen el camino que suda
sangre de la tierra donde no abunda
la dicha en el alma de las doncellas.
Cabalga la locura en la cabeza
ideas sin sentido de la gente,
sólo es la mentira de la pereza
corriendo por el hilo del garete
por evitar el trenzar una trenza
y trepar las alturas de la mente.
MASL