La niebla cubría el
cielo,
las calles mojadas,
iban encogiéndose los
arboles
y sus hojas, algunas
rojas, caían
balanceándose.
Tú retornaste, con tu
sonrisa,
al tiempo varado
frio espejismo de las
noches de luna,
de estrella en
estrella,
del raso ido de mi
voluntad.
Poemas soñados,
delicados los textos
quemados,
deliran las palomas del
palomar,
algunas pasan por mi
lado
y se me olvido como
llamarlas.
25/11/2014