miércoles, 16 de agosto de 2017

Trece sonetos II

II

Arriba de la cuesta la silueta
sobre la lejanía del ocaso
avivó el recuerdo y me alargo el paso
tras la curva la mente dudó inquieta

mientras el alma penaba desierta
y el corazón llorando repasó
los versos de la ventura y el falso
tiempo que nueva fortuna despierta

Quién te manda estar en mi alma tan cierta
que la luz del alba se me hace escaso
sustento al sueño que me desconcierta

volviendo por las sombras del acaso
las palabras del sentir que sin letra
labraron tus labios en mi parnaso.

MASL

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