domingo, 24 de septiembre de 2017

Trece sonetos VIII

VIII


Y ya sentados los pies en la tierra
pensando siempre en ella y te recuerdas
del tiempo que colgabais de las cuerdas
contra las que estas mirando a la sierra.

Corrían los gamos por las veredas
rompiendo monotonía que aterra
los silencios pesaban en la piedra
donde sentados soñábamos sedas.

Hoy me senté a oír los arroyuelos,
brotaban aguas igual de felices
bajando los torrentes sin desvelos.

Donde las luces del cielo matices
las caricias de los tiempos por ellos,
huellas del sin remedio  sin perdices

MASL

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