En Linares los pitones no miraron al sur...
En la habitación del hotel
a oscuras ni se piensa,
suena la puerta
la suerte ya esta echada
-quisiera correr y
el miedo no me deja-
Las luces van cubriendo
las cicatrices del cuerpo,
tiran de los machos,
ya no queda más
que un trozo de trapo
que los pitones miren al sur
y no me rompan el norte.
A las cinco de la tarde
-el reloj marca las siete-
despeja el alguacil,
suenan clarines,
paseillo de la muerte
con las galas de la vida.
¡Agarrate los machos,
y que no sea manso el miura!
17/07/2011
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