El verano en todo su esplendor
despierta la savia adormilada
a la sombra de las tapias
acariciadas por las acacias.
Ya los chopos no blanquean
con sus alergias los paseos
de la ribera del río que mesá
los ardores que nos espesan.
Agostados los verdes
el oro viejo pinta las pajas
remolinos secos el viento alza.
Encandilan las noches claras
a las estrellas galanas
que nos endichan sin hebillas.
15/07/2011
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