Cuando son buenos los argumentos
se suben las montañas ufano,
sonriente acompaña hasta el afgano,
sin atención a los elementos
que quieran estorbar con el vano,
que no tiene sentido, ni cientos,
de decires; que son cenicientos
conciliados por encontrar sano
el camino de volver silbando
a la mesa donde están las sillas
en las que sentarse sin astillas
y en blanco papel ir adeudando
las sensaciones de las matillas
que volaron desde las Antillas.
01/07/2011
(19:12 h)
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