martes, 17 de mayo de 2011

Aromas de moho

Tan contraída tengo el alma
que no puedo ni respirar
los pulmones me ahogan
las bocanadas nada traen
la asfixia es permanente
y el corazón acelerado
por los latidos graves
de sangre envenenada
por los venenos sagrados
de los infiernos elevados
por la tierra espolvoreados
por la maledicencia y la envidia.
Bailan y se arremolinan
tienen su hora
en el aquelarre de las penas
en los aledaños de lo lejano
donde se estrechan las miras
que dejan fuera la virtud
coronando la maldad del pecado
que es mirar y no ver
lo que se esconde entre las cortinas
de las habitaciones húmedas
que aroman de moho la vida...

17/05/2011

2 comentarios:

  1. En cierta ocasión, alguién que entiende de ello me dijo que yo era una persona que despertaba envidias...
    "¿Tienes idea de quién puede ser?", preguntó....
    "Lo que no tengo es ni la más mínima idea de que es lo que me envidia"...le contesté, teniendo en cuanta que por aquellos entonces yo no era nada más que un cúmulo de desgracias...

    La envidia despierta pasiones insanas, querido Maestro,...y al mismo tiempo, más que empozoñar, impregna todo de tristeza.....tristeza porque los envidiados nunca entendemos que algo de lo nuestro sea tan valioso como para envidiarlo...cuando en realidad para nosotros solo son pequeñas cosas con su justo valor...nunca grandes hazañas ni grandes posesiones...

    !Pero el ser humano es tan inconsistente...que envidia lo más simple..en vez de envidiar lo más importante!...

    Muy, muy bueno Maestro..muy grande...
    Despertó mi envidia...sana, pero envidía...
    Considerese afortunado...yo no suelo envidiar..nada ni a nadie..

    Mil besos Maestro Saguar..

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  2. Cuanta razón en tus palabras Miguel Angel; gran poema a ese insano sentimiento, que como tú bien dices "aroma de moho la vida".

    Muakisssssssssssssss

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