domingo, 10 de octubre de 2010

Todo en orden

Un langostino se asomo a una lumbrera,
morosamente, que no era Sevillana,
aunque se acunaba en Sevilla
al lado de un gamba con el que porfiaba.

En esas estaban que llego un pescadilla
para apostillar la porfía que entretenía
a los peatones que a Sol subían
por la acera del banco central.

Ya tres eran, los que no se entendían,
cada cual mas alto decía
mas solo a si mismo oían.
En medio de tal batíburrillo,

para no ser menos se persono
un guindilla que orden decía que ponía
mas no se veía, a tal señor, por ningún lado.

10/10/2010

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