Caminaba todos los días los mismos pasos. Seiscientos que
contaba dos veces cada día. Seiscientos pasos y catorce escalones, luego perdía
sus pensamientos por las cruzadas emociones que le absorbían la atención.
Contaba las estaciones. En todas había un recuerdo que no
volvía. Ya no había razones para que dejaran de ser recuerdo de aquellos
tiempos tan pasados, tan lejanos como lo estaban los olvidos aún no vividos.
Subía todos los días los mismos escalones. Catorce escalones
tan gastados como lo estaba su cuerpo. Para engañarse contaba escalones, pasos
y estaciones muertas sin oración que rezar e infinitas rutinas que contar.
Caminaba contando
y aun sentía que subía.
24/05/2014
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