Imperial ciudad
acaricia el agua
del río que la guarda,
en sus moradas
la majestad del saber estar,
rutina de milenios de mirar
a naciente y
tener al resguardo de poniente
la protección del valle
con sus cigarrales
de piedra caliza y
adobe rojo.
En el casco
calzadas de guijarros
cubren las calles
que regatean las aguas de lluvia
hasta el río.
AQUÍ FIEL A SU SERIE MI QUERIDO MIGUEL ÁNGEL,
ResponderEliminarHERMOSO RECORRIDO QUE ESPERO HACERLO PRONTO CON MIS OJOS.
UN ABRAZO