Cuando duele el alma...
Estragos de las aguas
carcomen la roca del cantizal,
lamer incansable,
inexplicable la caricia continua,
que despierta en los lobos
aullidos desparramados,
al albur del ofender,
sosteniéndose en la vejez
perdida en los ojos,
inyectós de crueldad,
vuelve el cóndor al inaccesible
donde contempla paciente
los desastres de las lenguas
de fuego ingrávido
que arrasan fecundas llamas,
Saturno resucito,
cuando vulcanica fragua
fundió la cascarria del carbón
con los impuros aires de babor,
trinquete en la mano,
contra el maestre apoyado,
el cuerpo desolado,
gimen desolladas las entrañas,
el alma ya ni llora...
Pierde las formas entre los espinos,
como loba en celo
ciega defiende, lo que no es,
más que desmanes de su macho...
14/12/2010
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