Amándonos toda la noche
el día nos amaneció
y suave llego el despertar
del ardor que el viento mecía,
al libar blando de los labios
por tus oteros agitados.
Estremecer de carne viva
en la lujuria de los dedos
y los géneros aturdidos
en el huracán de pasión,
que las esencias excedieron,
en carnal vértigo de amor.
01/07/2010
Después de varios días, nos has regalado nuevos escritos, nuevos pensamientos; maravillosos como siempre.
ResponderEliminarGracias por todos ellos.
Muakisssssssssssssssss